El
tiempo se acababa, faltaban solamente quince minutos para que Envidia cerrara y Charlie todavÃa no
encontraba con quien ir a casa asà que se acercó a saludar al chico que estaba
a fuera del baño. “Hombres más feos que él me han rechazado”, pensaba, “no creo
que tenga oportunidad”.
Sorpresivamente, él se portó muy amable, “¿te gustarÃa
ir a algún lugar más tranquilo?”, preguntó, “si no salimos de aquà ahorita, nos
van a sacar a patadas”.
“Claro,
me encantarÃa”.
Aunque
Charlie esperaba que fueran a su casa o –en el peor de los casos- a un motel,
terminaron visitando un pequeño parque que se encontraba al frente del bar.
“Este no es un buen lugar para perder mi virginidad”, pensaba, “además,
podrÃamos terminar en la cárcel”.
“¿SabÃas
que este árbol tiene casi 100 años?”.
“No,
la verdad no tenÃa idea”, respondió Charlie, “casi no vengo a la ciudad”.
“Es
muy bonita, ¿no?”.
“Me
encanta, cuando sea grande voy a vivir aquÔ.
“¿Cuándo
seas grande? Eres mayor de edad, ¿verdad?”, él empezó a reÃr.
“Si,
claro. Yo me referÃa a… cuando sea más grande”.
“Ven,
acompáñame. Tengo que enseñarte algo”.
Él
extendió su mano y Charlie la tomó, nunca habÃa agarrado la mano de un chico en
público y –por primera vez en mucho- se sintió seguro, confiado, tranquilo y emocionado
también, todo al mismo tiempo. Como si nada pudiera salir mal entre ellos.
Debajo
de las Estrellas (The Interlude)
Los
dos llegaron al estacionamiento, Charlie seguÃa pensando que iban a tener
relaciones, “bueno, tal vez lo vamos a hacer en su coche”, pero no lo hicieron.
En su lugar, se sentaron en el cofre del auto para ver las estrellas. ¿Se
podrÃa ser más romántico? No lo creo. Suena como la cita perfecta.
A
pesar de que habÃan estado platicando casi toda la noche, Charlie todavÃa no
sabÃa su nombre.
“Claro,
cómo pude olvidarlo. Me llamo Ethan”.
“Siempre
me ha gustado ese nombre”.
“¿De
verdad?”, preguntó, “pues a mà me gustas tú”.
Charlie
no podÃa dejar de sonreÃr, fue a Envidia
buscando tener sexo casual y terminó encontrando a un hombre muy diferente a
todos los que ha conocido.
“Creo
que es momento de llevarte a tu casa”, dijo Ethan.
“Pero
vivo a treinta minutos de aquÃ, y vine con una amiga, creo que tendrÃa que
regresar con ella”.
“Bueno,
pues tu amiga no está por aquÃ. Y no tengo ningún problema con pasar otros
treinta minutos contigo. Quiero que estemos juntos”.
Una
vez en su casa, Charlie lo invitó a pasar, “mis papás no están y llegan hasta
el lunes”.
“Me
encantarÃa”, dijo Ethan, “pero quiero que tu primera vez sea con alguien
especial”.
“Pero
tú eres especial”.
“TodavÃa
no lo soy, pero espero un dÃa serlo”, le dio un beso en la frente y se fue, no
sin antes asegurarse de que Charlie entrara sano y salvo a su casa.
“Yo
pensé que él ya no le iba a volver a llamar”, me dijo Érica mientras Ãbamos de
camino a la universidad, “pero ya llevan saliendo casi 2 meses”.
“¿Estás
segura de que no me acabas de contar una de esas pelÃculas románticas que tanto
te gustan?”, pregunté.
“No,
es cien por ciento cierto”.
“Pues
parece un sueño para mÃ. Nadie tiene tanta suerte en el amor. Además, ¿quién
dice todo eso?”.
“¿De
qué hablas?”.
“De
cuando le dijo que espera ser especial algún dÃa y todo eso, suena tan falso.
No les doy mucho tiempo”.
Siempre
que escucho este tipo de historias no puedo evitar preguntarme, ¿acaso son
reales? ¿O sólo son historias que nos contamos para no perder la fe en el amor?
Y si es asÃ, ¿por qué seguir contándolas? ¿Por qué no afrontar la triste
realidad de que -tal vez- el romance ha muerto? A mi parecer, Ethan suena como
si hubiera salido de una pelÃcula de Disney o de la imaginación de E.L James, ¿cuántas
son las probabilidades de encontrar a un hombre asÃ?
¡Te equivocas, Meghan
Trainor! (The Reprise)
Mientras
una persona vivÃa en carne y hueso su cuento de hadas, otra se enfrentaba a su
peor pesadilla, la báscula. Katie se habÃa matado toda la semana haciendo
ejercicio y comiendo raciones muy pequeñas de frutas y verduras. “Estoy en una
dieta donde no voy a comer grasas ni carbohidratos”, decÃa. Pero cuando por fin
habÃa llegado el momento de pesarse, no habÃa bajado ni un solo gramo.
“Tal
vez necesitó pastillas para bajar de peso”, pensaba, asà que fue a la farmacia
más cercana.
“Afortunadamente”,
puedes comprar este tipo de pastillas en cualquier lugar sin necesidad de
conseguir una receta médica, y hay una gran variedad de ellas, las que te
ayudan a mantener tu peso, las que te ayudan a bajar, las que te sirven como laxante,
las que te quitan el hambre, en fin, Katie no tenÃa idea de cuales tenÃa que
comprar.
“Disculpa,
¿sabes cuáles son las mejores para bajar de peso?”, preguntó al chico del
mostrador que estaba de espaldas.
Cuando
volteó para responder, Katie se dio cuenta de que era muy guapo, demasiado
guapo para trabajar en una farmacia. “¿Estás segura que quieres bajar de peso?”,
preguntó.
“Ah…
yo no, digo, si, si quiero bajar de peso”.
“Bueno,
si me preguntas a mÃ, yo creo que te ves muy bien”.
“¿En
serio?”.
“¡Si,
en serio! Vamos a hacer algo, ¿qué te parece si en lugar de comprar esas
horribles pastillas, aceptas salir a cenar conmigo?”.
“Claro,
es una cita”, dijo Katie emocionada.
Al
parecer Meghan Trainor no está tan equivocada, todavÃa hay hombres a los que
les gusta tener de dónde agarrar (si saben a lo que me refiero) en lugar de
salir con una modelo de VS. Pero la verdad es que no tiene nada de malo tener
más curvas que los demás o ser delgado, tenemos que dejar de juzgar a la gente
por su fÃsico. Y también tenemos que dejar de imponer todos esos estereotipos de belleza que son prácticamente imposibles de alcanzar.
(¡Hola! ¿Cómo estás? QuerÃa
aprovechar este espacio para agradecerte por todos tus comentarios tan
positivos, me da mucha ilusión leerlos y también me ponen muy feliz. Saber que
te gusta lo que escribo es lo que me impulsa a seguir haciéndolo, muchÃsimas gracias.
También te querÃa contar que siento que esta entrada es un poco distinta a las
demás y un poco más personal. Además estoy tratando de terminar algunas
historias que empezaron en mis entradas anteriores y quedaron algo inconclusas. Ah y casi olvidaba agradecerte
por suscribirte, ya somos casi 50 (Yay) y eso que todavÃa no tengo ni un mes con el
blog. Pero bueno, eso es todo porque si no voy a seguir escribiendo y no va a
haber nada en el mundo que me detenga. Me encantarÃa que me dijeras en los comentarios qué
te parece el blog, qué te pareció la entrada, qué cosas te gustarÃa ver y todo
eso. Ahora sÃ, eso fue todo jaja Una vez más gracias y recuerda que todos los
martes y jueves estoy publicando por aquÃ. Te mando un abrazo muy grande J)